viernes, 24 de agosto de 2007

Un ratón obsesivo compulsivo



MODELO DE INVESTIGACIÓN

Científicos estadounidenses desarrollan roedores con síntomas de esta enfermedad
El nuevo modelo animal ayudará a estudiar la base de este trastorno del comportamiento







ÁNGELES LÓPEZ
MADRID.- Investigadores estadounidenses han creado, mediante ingeniería genética, ratones obsesivos compulsivos que presentan los síntomas típicos que sufren las personas con este trastorno. El estudio, publicado en 'Nature', también muestra cómo con la inyección de un gen El aseo compulsivo lesionó la piel. (Foto: Jing Lu, Jeff Welch y Guoping Feng 'Nature')o la administración de un antidepresivo consiguen una mejoría de esta patología.
El trastorno obsesivo compulsivo lo padece en torno al 2% de la población mundial. Se caracteriza por obsesiones (pensamientos no deseados) y compulsiones (acciones repetitivas a modo de rituales que llegan a generar ansiedad y tensión). Aunque un tipo de antidepresivos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, pueden disminuir estos síntomas, sólo funcionan en la mitad de los casos.
Tampoco está claro si la principal causa de esta enfermedad es una alteración del sistema de la serotonina (una sustancia sintetizada en las neuronas), ya que algunos estudios han mostrado que circuitos en los que intervienen otros neurotransmisores como la dopamina o el glutamato también están implicados en este trastorno.
Por estos motivos, el poco conocimiento sobre la enfermedad y la escasa eficacia de los medicamentos, se precisa desarrollar nuevos tratamientos. Sin embargo, esto es complicado sin comprender mejor la base neurológica de la enfermedad, por la complejidad de los factores genéticos y ambientales involucrados en esta patología y por la carencia de un buen modelo animal. Y esto es precisamente lo que ha logrado esta investigación que ha contado con el patrocinio de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Un tipo de sinapsis
Investigadores de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte (Estados Unidos), suprimieron en ratones un gen, el Sapap3, que está involucrado en la comunicación mediada por el glutamato en la sinapsis córtico-estrial (sistema de señales o impulsos de un tipo de células nerviosas). Estudios anteriores habían implicado el trastorno obsesivo compulsivo con uno de estos circuitos del cuerpo estriado, una zona en mitad del cerebro relacionada con la coordinación de los movimientos voluntarios. Sin embargo, no se sabía exactamente qué conexiones fallaban.
A los cuatro meses de haberles suprimido el gen, los roedores mostraron pérdida de cabello y heridas en la piel debido a un aseo compulsivo. También se comprobó que presentaban una mayor tasa de ansiedad que aquellos animales a los que no se les había modificado genéticamente.



Posteriormente, al introducir, mediante la inoculación de un virus, la proteína que produce el gen Sapap3 se observó que el comportamiento compulsivo y la ansiedad de los ratones se redujo. También se detectó un efecto similar cuando se les administró inhibidores de la recaptación de la serotonina, el antidepresivo que se utiliza para tratar este trastorno.
Según los investigadores, estos resultados identifican un importante papel del Sapap3 en la función sináptica del glutamato en el circuito córtico-estrial. "Éste es el primer estudio que relaciona directamente comportamientos como el obsesivo compulsivo con anomalías en el sistema glutamatérgico en un específico circuito cerebral, lo que podría conducir a nuevas dianas para desarrollar fármacos", señala Guoping Feng, de la Universidad de Duke, y principal autor del trabajo.
"Ahora el reto será trasladar lo que hemos aprendido de este impresionante y nuevo modelo genético animal para ayudar a los 2,2 millones de estadounidenses atormentados por pensamientos y conductas repetitivas", explica el doctor Thomas R. Insel, director del Instituto de Salud Mental de Estados Unidos.
Por su parte, Steven E. Hyman, del departamento de Neurobiología de la Universidad de Harvard (Massachusetts, EEUU) comenta en un artículo, publicado también en 'Nature', que no hay que olvidar que lo observado en esta investigación se produce en ratones, y que es altamente improbable que lo ocurrido en tales modelos animales se repita idénticamente en los trastornos psiquiátricos humanos.
No obstante, reconoce que este estudio "nos dirige a centrar nuestra atención en los circuitos fronto-estrial-talámico tanto de los pacientes humanos como de los modelos animales para el trastorno obsesivo compulsivo. También nos da una serie de pistas de que esta conducta está asociada con una enfermedad cuya base está en una anomalía sináptica de las neuronas. Esto debería ayudar a comprender este trastorno a nivel molecular".